As in commemoration of a day...
“A algunos les mueve el dinero, a otros el sexo, o el poder, o la comida... A mí me mueve el conocimiento”.
Tomo prestada tu frase porque, aunque no te lo dije, me pareció brillante, como la última luz del sol otoñal filtrándose por entre las hojas de un árbol. Me da lástima no poder recordarla exactamente tal y como la dijiste –una lástima no ir siempre provista de una grabadora. Se pierden tantos momentos en una mala memoria...-, pero creo que no importa. Me quedé con la esencia. Y con la sensación (turbulenta, en el pecho).
Te diré algo: no quise hablar mucho de mí y no quise hablar mucho de ti tampoco. Me parece que quiero eternizar aquella tarde, porque tuvo grandes momentos de perfección. Si yo hubiese imaginado –y escrito- esa tarde, tal vez habría cambiado algunas cosas pero, como sucede habitualmente, la ficción no es capaz de igualar a la realidad.
Ni yo misma entendí las últimas miradas que te dirigí. Si te digo la verdad, en ese momento una parte de mí descubrió algo. Algo que, sospecho, es muy importante. Pero ese algo quedó atascado en algún lugar al que no puedo acceder todavía. Sólo sé que ni yo misma pude entender semejante mirada. Esto no tiene sentido, cielos, pero quisiera dárselo. Porque aún recuerdo la confusión en mis ojos. Porque aún lo recuerdo todo y no quiero perder nada de aquello.
No quiero descubrirme aún y no quiero descubrirte por entero todavía. Prefiero que nos vayamos desnudando lentamente. Esto no es una carrera, no lo es, por más que en tantas ocasiones yo misma lo haya creído. Y cualquiera que sea el motivo por el que estás –y cualquiera que sea el motivo de aquella mirada-, me alegro de que estés y nada más. Y mañana, ya veremos...
...Deliciosa despreocupación...
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