Image Hosted by ImageShack.us




Querido Y Viejo Tigre Que Duerme:

jueves, 20 de septiembre de 2007

La navaja de Occam

Desde hace un par de días me encontraba yo absorta en la investigación de un pequeño misterio, de ésos cotidianos, de andar por casa. Tas meditar largamente sobre el asunto en cuestión, por fin llegué a una conclusion que, en el momento, me pareció bastante satisfactoria. Y así, tan contenta como estaba, me dispuse esta tarde a escuchar la confirmación de mi teoría. Sin embargo, no ha habido confirmación. No ha habido nada parecido a una confirmación. La verdadera solución del pequeño misterio no tenía nada que ver, ni remotamente, con lo que yo había pensado. Tras unos momentos de estupefacción y de pensar que soy idiota por no haber dado con una solución tan simple, y mientras me lamentaba de mi absoluta falta de inteligencia, NW. me ha dicho: "No es que seas idiota, es que tiendes a pensar siempre en lo más complicado y descartas lo evidente porque te parece demasiado simple". "¡Claro!", he pensado yo, "la navaja de Occam. La solución más sencilla es probablemente la correcta". Y es que así es. Este misterio, que tenía que ver con averiguar la forma en que una persona actuó en una situación determinada, tenía una solución maravillosamente simple: actuó como lo hubiesen hecho la mayoría de las personas (de su edad y características) en una situación similar. Saltaba a la vista, desde luego. Pero yo no supe verlo o miré hacia otro lado, no supe ponerme en el lugar de esa persona, tal vez, o simplemente se me escapó lo evidente por perder el tiempo pensando en lo sólo remotamente posible.

Bien. Es una lección aprendida. "Simplificar siempre", solía decir un chico que conozco. Parece ser que tenía razón.

(Sherlock Holmes, mi héroe de hace unos cuantos meses, me habría mirado con lástima y me habría sugerido, de esa manera suya tan británica, que me dedicase a otra cosa).

No hay comentarios: