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Querido Y Viejo Tigre Que Duerme:

viernes, 9 de marzo de 2007

Down at the dinghy

Lionel, ¿sabes?, yo ya soy mayor, una señora, ya no soy una niña de cuatro años pero, a veces, como tú, me escapo. Cuando tengo miedo, o cuando me hacen daño. En otras ocasiones también. Es una cosa que los mayores hacen, igual que los niños, escaparse. Lo que pasa es que los mayores no se suben a un bote a la orilla de un lago ni se esconden debajo de las mesas o en otros sitios. Se quedan ahí, donde están. No pueden salir corriendo o esconderse porque los otros mayores los mirarían raro, así que se quedan donde están y hacen como si nada hubiese pasado. Pero, en realidad, lo que han hecho es irse a un lugar muy lejano y muy profundo, al fondo de ellos mismos. Ésa es su manera de escaparse. Algunos, lo notarás, se ponen de mal humor y comienzan a gritar y a poner cara de enfado. Otros te ignorarán, te dirán que te vayas a jugar por ahí y que les dejes tranquilos. A otros los verás llorar, agazapado detrás de una puerta y, cuando les preguntes, te dirán que no están llorando, que se les ha metido algo en un ojo, o alguna excusa semejante que tú no te creerás. Lo que ha ocurrido es que algo les ha dañado, o que hay algo que les da miedo –nunca lo admitirían, sin embargo-, y se han escapado, no hacia fuera, sino hacia dentro. Se han encerrado dentro de ellos mismos. Ésa es la manera de escaparse de los mayores.

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A veces creo que nadie deja de escaparse, nunca. O de intentarlo. Una vez soñé con una voz que me decía “no puedes escapar”. Sólo eso. No puedes escapar. Y supe que la voz se refería a todo, a todo absolutamente. Pero no he dejado de intentarlo desde entonces. Voy de un rincón a otro de una habitación, en una casa muy grande. A veces huyo hacia otras habitaciones. Pero la casa es lo único que hay, lo único que existe. Una casa tan grande como el Universo. Y de ahí, casi comienzo a aceptarlo, sí que no se puede escapar. Pero la casa es grande, es enorme. Y hay habitaciones que nunca visité, que tal vez nunca tenga tiempo de visitar. Quizás es por eso que los mayores tienden a escaparse al fondo de ellos mismos. Posiblemente, ése sea el único lugar del mundo donde aún hay tierras desconocidas, y el único explorador que puede adentrarse en ellas es uno mismo. Esa posibilidad existe. Mmmm. Quién sabe las cosas que pueden hallarse ahí, lo que a cada uno todavía le queda por ver.


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2 comentarios:

Javier Moreno dijo...

¿Te has leido las Aventuras de Kavalier y Clay, de Chavón? Va sobre escapistas.

Bonita carta a Lionel. Debe tener muchos años ahora mismo; ya no es tan pequeño como parece. ¿Cuántos años tendrá Lionel ahora? :)

Victoria dijo...

No conocía el libro. He estado leyendo algunas reseñas. Tiene buena pinta. Gracias por la recomendación, voy a ver si puedo hacerme con él :)

Según mis cuentas, Lionel tendría ahora unos 60 años... Mmmm. Pero no se me había ocurrido. Los personajes de libros no crecen, ¿no? (¿O sí? Quizás cuando no los miramos...)