Día uno
Dentro de unos minutos, tu avión despegará. No me gusta demasiado hacer esto -exponer aquí cómo me estoy sintiendo ahora mismo-, pero creo que lo necesito. Escribir. Escribir sobre ti, sobre lo que siento, es dar forma a los pensamientos en lugar de dejarlos atrapados dentro. Escribir, una vez más, como una forma de terapia.
Ayer salí por la tarde y pasé por delante de varios sitios que ya, inevitablemente, me recuerdan a ti. Es increíble comprobar que esas calles han quedado ya impregnadas por el recuerdo de tantos meses -estos dos últimos que hemos pasado juntos, y todos los anteriores cuando, ya sabes, yo trataba de verte aparecer y, sobre todo, de hacerme visible para ti-. Era un consuelo (aunque la palabra "consuelo" sea tan inexacta en este caso) saber que no estabas tan lejos, que el tiempo pasa rápido, que regresas y, sobre todo, que regresas a mí. No voy a permitirme tener miedo a ese respecto. Lo que ambos sentimos, lo que sentimos el uno por el otro, está para mí muy claro, así que, sí, créeme cuando te digo que por fin te creo. Y sigo siendo feliz, a pesar de que ahora esté experimentando síntomas de algo así como "síndrome de abstinencia". Pero mejor quédate con esto: soy feliz. Me haces tremendamente feliz. De verdad.
Diviértete mucho, aprovecha el tiempo, vuelve con un montón de experiencias nuevas. Yo te espero aquí, ya lo sabes. Y estoy muy contenta por ti.
...tu avión está a punto de salir...
(te amo)
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