Tengo una araña
Ya estaba tardando en escribir algo sobre esas adorables criaturitas que pueblan mis más horribles pesadillas: los insectos, más conocidos por estos pagos como "esos bichos asquerosos".
He descubierto hace un rato una telaraña con alegre propietaria en un rincón de la habitación y no puedo apartar los ojos de esa dirección. No me gustan los bichos por la sencilla razón de que tienen tendencia a ahogarse en las bebidas de la gente y la gente, si no tiene cuidado, al final se traga su bebida con inquilino ilegal incluido. *Casi* me sucedió dos veces el verano pasado y os aseguro que no es una experiencia que me guste recordar. Es decir, puedo vivir en un mundo con bichos siempre y cuando se mantengan alejados de mí y de mis bebidas. Pero a ver cómo les hago entender eso a los bichos...
(Cuando le he dicho a NW. que teníamos compañía, ha comenzado a mencionarme las bondades de las arañas, su afición a comer moscas y mosquitos y cómo él convivió un verano con una que le mantenía la casa limpita, limpita de otros molestos y zumbantes habitantes. Cuando le he preguntado si acaso le puso nombre a su amiga, La Araña, no me ha querido responder. Conociéndole, es probable que lo hiciese).
Mmmm, tengo que buscar un nombre para la mía. Si es que sobrevive.
3 comentarios:
Pero hay una cosa que salva a las arañas, y esa es la personalidad.
"Personality goes a long way"
Jules
Ah: Empedocles, que en paz descanse. Ése era el nombre.
Hay una cosa que finalmente NO salvó a mi araña: no huir cuando vio a mi madre acercarse :(
Seguro que era una araña fatalista. No hizo nada para escapar a su destino...
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