Image Hosted by ImageShack.us




Querido Y Viejo Tigre Que Duerme:

sábado, 30 de junio de 2007

...that having been can never pass away*

En cuanto a ti, mi amor, mi vida entera, ¿cuándo comenzamos a tomarnos tan en serio a nosotros mismos? ¿Dónde dejamos la alegría, la juventud, la belleza, la frescura?

A ti te necesito, con todo, a pesar de todo. Algunas veces quiero tirar de la cuerda sin pensar en consecuencias, en nada. Hasta que se rompa. Y me digo que no puedo más, que debo seguir presionando, que debo seguir rompiendo, que debo seguir jugándomela. Pero sé que si un día se rompe, no habrá más tú y no habrá más yo. Habremos cambiado, no nos reconoceremos. ¿Eso es lo que queremos?

Y me preocupo, me preocupo, mepreocupomepreocupo, m-e-p-r-e-o-c-u-p-o. Y no soy capaz de dormir, mirando como una idiota un plano del revés, leyendo un periódico en ruso, tratando de entender por qué soy como soy...

Por qué me quieres todavía.

--------
*"As in commemoration of a day
that having been can never pass away"

Fragmento de "The Transmutation", por Edwin Muir (1887-1959).

As in commemoration of a day...

“A algunos les mueve el dinero, a otros el sexo, o el poder, o la comida... A mí me mueve el conocimiento”.

Tomo prestada tu frase porque, aunque no te lo dije, me pareció brillante, como la última luz del sol otoñal filtrándose por entre las hojas de un árbol. Me da lástima no poder recordarla exactamente tal y como la dijiste –una lástima no ir siempre provista de una grabadora. Se pierden tantos momentos en una mala memoria...-, pero creo que no importa. Me quedé con la esencia. Y con la sensación (turbulenta, en el pecho).

Te diré algo: no quise hablar mucho de mí y no quise hablar mucho de ti tampoco. Me parece que quiero eternizar aquella tarde, porque tuvo grandes momentos de perfección. Si yo hubiese imaginado –y escrito- esa tarde, tal vez habría cambiado algunas cosas pero, como sucede habitualmente, la ficción no es capaz de igualar a la realidad.

Ni yo misma entendí las últimas miradas que te dirigí. Si te digo la verdad, en ese momento una parte de mí descubrió algo. Algo que, sospecho, es muy importante. Pero ese algo quedó atascado en algún lugar al que no puedo acceder todavía. Sólo sé que ni yo misma pude entender semejante mirada. Esto no tiene sentido, cielos, pero quisiera dárselo. Porque aún recuerdo la confusión en mis ojos. Porque aún lo recuerdo todo y no quiero perder nada de aquello.

No quiero descubrirme aún y no quiero descubrirte por entero todavía. Prefiero que nos vayamos desnudando lentamente. Esto no es una carrera, no lo es, por más que en tantas ocasiones yo misma lo haya creído. Y cualquiera que sea el motivo por el que estás –y cualquiera que sea el motivo de aquella mirada-, me alegro de que estés y nada más. Y mañana, ya veremos...

...Deliciosa despreocupación...

martes, 26 de junio de 2007

Salir de aquí

Algunas veces tengo la impresión de que mi ciudad se encuentra totalmente ignorante de las leyes lógicas del tiempo y del espacio. Pasar por aquí ha de ser como entrar en una especie de Triángulo de las Bérmudas en pleno centro de España. Cuando vives aquí apenas lo notas. La gente camina, va al trabajo, sale a tomar cerveza y hace prácticamente lo que cualquiera, pero cuando te da por poner tus ojos en el mundo, en cualquier mundo que no sea éste, es entonces cuando empiezas a dudar.

Oigo hablar de la ola de calor que azota Europa y, mientras, yo tendré que salir con chaqueta esta tarde. Es sólo un ejemplo. No es que me queje, no. En este sentido, me considero muy afortunada porque no me llevo bien con el calor; pero no deja de mosquearme, en cierto sentido.

Cuando me voy de aquí, algo que ocurre muy de vez en cuando, tengo la impresión de ser un animal enjaulado al que llevan al zoo de otro país, de otro continente... de otro planeta. Es una sensación tan extraña que no tengo palabras para explicarlo. No es que la gente sea otra -que sí, lo es, pero no les salen brazos de la cabeza, ni tienen una sospechosa tonalidad verde de piel, ni nada por el estilo-, ni que hagan cosas que por aquí no vea hacer todos los días. No, ya lo expliqué antes. Todo es aparentemente igual y, aun así, radicalmente distinto. Y pienso que la clave se halla aquí. En el hecho de que la frase *dejado de la mano de Dios* nunca pudo aplicarse con más veracidad a un lugar.

O quizás sea yo. Imaginación no me falta, desde luego.

O el espíritu de mi ciudad se apoderó de mí y también estoy fuera de las leyes del tiempo y del espacio.

En cualquier caso, lo único que tengo claro es que tengo que salir de aquí cuanto antes. Tal vez, si espero demasiado, descubra un día que de mis brazos, de mis piernas, han brotado raíces y ahí sí que estoy perdida. Ahí sí que ya no hay manera de escapar.

miércoles, 6 de junio de 2007

Poemas

En otro tiempo escribí poemas; no me gusta la poesía, no la entiendo. Ni yo misma sé por qué algunas veces a una le entran ganas de decir cosas que no tienen el más mínimo sentido, ni por qué, en esas ocasiones, una prefiere la estructura del poema (sin rima, sin reglas). Tal vez la poesía nunca tuvo sentido, y ahí es donde se puede hallar su belleza.

Para mí, decir que

aquellas flores no fueron recibidas
la brisa no llegó a tiempo
el silencio lo cubría todo.

no significa nada apenas, pero lo cierto es que desde algún lugar me llega la impresión de que no es más que la pura verdad.

Lo que sí sé es por qué mi poesía, mis poemas, si así pueden llamarse, tienen un cierto aire de cementerio. Una antigua costumbre de pasear por cementerios desiertos y sentarme a escribir tiene la culpa de esto. Ahora no paseo por cementerios, jamás volví a hacerlo, y es que ahora quiero ver gente, quiero saber cómo son y cómo actúan y lo que piensan y lo que sienten. Los muertos tienen derecho a descansar.

Si le ves por la mañana
todavía envuelto en el sueño reciente y en el alcohol
de la noche anterior
dile que aún no he dejado de extrañarle.

Cuando algo parece no tener sentido se puede estar seguro de que sólo es una apariencia. A veces tengo la sensación de ver conexiones en las cosas más enredadas y extrañas. Entonces sonrío y creo haber descubierto algo importante. Me relajo y descanso.

Pero se escapa, se escapa,
como una lágrima haciendo equilibrios en el extremo del ojo.

Cielos, necesito distraerme...

lunes, 4 de junio de 2007

Proyecto Nine Stories: el comienzo

Aquí comienza todo
-1234567891011121314-

Regreso

Saludos,

regreso al blog tras un cierto tiempo durante el cual, si bien no todavía visiblemente, mi vida parece haber experimentado una transformación bastante importante. Mis rutinas siguen siendo las mismas por el momento, pero en mi mente ya comienza a tomar forma la idea del cambio. He cerrado un ciclo monstruoso que venía durando diez años -a pesar de que algunas personas bienintencionadas a mi alrededor sugieren la idea de que tal vez debería estar orgullosa y feliz al respecto, lo cierto es que no siento nada especial-, me enfrento a la idea -y trataré de decirlo de la forma más aséptica posible- de perder a una persona a la que quiero... no sé bien cuándo, pero la palabra "cáncer" ya es suficiente para hacerse una idea aproximada al respecto, y últimamente no dejo de pensar en el futuro, en estrategias para hacer frente a una situación que ya comienza a pesarme demasiado y que ya no me sirve de nada -como ya hice el amago de mencionar en una ocasión, soy agorafóbica-. Cambios, en definitiva. Y una cierta flojera por mi parte, una especie de melancolía flotante y una tendencia más que evidente a sufrir pequeños percances que afectan a mi salud.

En otro orden de cosas, agradezco las visitas a las personas que llegan aquí para leer sobre Salinger. Por más que suene típico y hasta un poco mal, me siento honrada de poder finalmente compartir mis opiniones con el mundo -¡y desde mi pequeña habitación, ni más ni menos!- sobre este escritor que es, lo diré de nuevo, una de las pocas constantes de mi vida. Esta última frase es sencilla pero, como otras sencillas frasecitas que alguna vez fueron pronunciadas, encierra una importancia enorme, al menos para quien esto escribe. El caso es que recuerdo un tiempo, no hace mucho, en el que me ponía a hablar de Salinger con cualquiera que quisiera escucharme, y me sorprendía no hallar a nadie con quien poder conversar acerca de su literatura, del universo que él creó, de los Glass... Vamos, que nadie le conocía. Claro que yo tampoco conocía a mucha gente, desde luego.

***

...Vuelvo al refugio. Espérame tomando una taza de chocolate caliente. Nos sentará bien, ya lo verás...