Image Hosted by ImageShack.us




Querido Y Viejo Tigre Que Duerme:

domingo, 25 de enero de 2009

Ay, ay...

Otro fin de semana de esos para recordar siempre (variante en-las-nubes). ¿Tienes alguna idea de lo que me estás haciendo? Te lo digo en serio, ¿la tienes?, porque yo misma me asombro cada vez de lo rápido que va esto y de adónde está llegando en apenas... ¿un par de meses? Absolutamente de locos. Un endemoniado cuento de hadas, te lo aseguro.

Primero, debería pedirte cuentas porque, cuando escribo, no puedo dejar de pensar en ti y, cuando no escribo, no puedo dejar de pensar en ti. Lo ocupas todo, ahora mismo. Todo absolutamente. Y segundo, si lo que me dices cada día, sí, sí, eso que no me creo, que no puedo creer, va en serio, entonces deberías saber, y también te lo digo muy en serio, que estoy considerando las opciones que existen por el momento y, aunque no sean muchas, el pensamiento, la idea, -la fantasía- no se me va a ir de la cabeza tan rápido. Una amenaza. Tal cual.

¿Aceptas? Yo me apresuro a aceptar.

Iré contigo a cualquier sitio donde quieras llevarme. De verdad.

lunes, 5 de enero de 2009

Así que me has encontrado...

Te doy la bienvenida con un cierto rubor, al estilo de las damas de la Inglaterra previctoriana. Puedes pasear por aquí como quieras, por donde quieras. Al fin y al cabo, no encontrarás aquí nada que no sean las palabras que alguna vez dibujé en mi imaginación, esforzándome por darles un sentido en este pequeño microcosmos mío donde -puedes creerlo- la falta de sentido es lo preponderante. Pero eso no importa ahora. Lo que leerás son mis intentos por ocultarme al tiempo que me muestro, o mi manera de mostrarme mientras intento esconderme. Todavía no está muy claro (ni siquiera para mí).

En todo caso, y si te soy sincera, no pensé que me encontrarías. En realidad ni siquiera llegué a pensar, ni por un segundo, que me buscarías. Ya lo ves, sigues sorprendiéndome y apenas sé qué podría decir ahora. Podría decir que sigo sintiéndome feliz pero, tras pensarlo, me he dado cuenta de que lo que siento, más bien, es una especie de euforia muy de acuerdo con las circunstancias. Y aunque el rubor persiste y me sigo preguntando si tal vez no debería haberme callado con respecto a este pequeño "secreto" mío, lo cierto es que me alegro de poder decirte bienvenido.

(Y, ahora, sólo espero que las cosas simplemente mantengan su statu quo, al menos hasta la próxima vez que... y, sí, esto lo digo casi, casi temblando de miedo. Y es que nunca se sabe).