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Querido Y Viejo Tigre Que Duerme:

domingo, 6 de abril de 2008

Paréntesis

Hago un paréntesis en el relato de mi viaje para escribir una pequeña anotación (que no tiene nada que ver con... casi nada, en realidad).

Estoy liada de nuevo con el proyecto de sueño lúcido (ah, es una constante en mi vida, como conducir por una carretera en forma de círculo) y, ahora, pensando en el tema de volar en sueños o de volar, simplemente, he recordado... no, no he recordado, sino que me ha dado por traer de nuevo delante de mis ojos un recuerdo que tengo desde que era pequeña, muy pequeña. Evidentemente es un recuerdo falso pero, jolín, hasta da la impresión de ser real. De niña me gustaba bajar las escaleras en lugar de tomar el ascensor, y me acuerdo que me entrenaba para saltar muchas escaleras de una vez, primero dos, luego tres y así sucesivamente. Y tengo el recuerdo de haber saltado, en más de una ocasión incluso, una burrada de escaleras, prácticamente como si estuviese volando. Más o menos el recuerdo es que de pequeña volaba (sí, sí, es una idiotez, pero así es el efecto del paso del tiempo sobre los recuerdos). No sé. En "Levantad, carpinteros, la viga del tejado", Buddy recibe una carta de su hermana Boo Boo en la que ésta le escribe que la niña (Franny) había estado contando en el programa de los niños sabios cómo de muy pequeña volaba por el apartamento, y que sabía que era así porque después tenía en los dedos el polvo de las bombillas.

En todo caso, y exceptuando las veces que he montado en avión, sólo he volado una vez, y fue precisamente en un sueño lúcido (fue genial, por cierto).

Eso era todo.

2 comentarios:

Rain dijo...

Se siente el aletazo del aire en plena cara, los cabellos volando, el cuerpo suspendido, las nubes (uno las toca -todo es aire- y parecen algodones gigantescos)
La primera vez que soñé que volaba fue cuando tenía seis años ¿o serían siete?, no sé.



Me ha gustado estar aquí.

Victoria dijo...

Yo soñé una vez que patinaba sobre hielo. Era lo más cerca de volar que había estado en sueños, hasta que... volé (en realidad, alguien me lanzó, tremendamente lejos).

Me ha gustado que estuvieses aquí.

Victoria.