Image Hosted by ImageShack.us




Querido Y Viejo Tigre Que Duerme:

viernes, 6 de julio de 2007

Volar

En mi Reproductor de Windows Media he inaugurado una nueva lista temática que he titulado "Música para volar". Surgió la idea mientras escuchaba un tema de Arvo Pärt y apenas podía concentrarme en lo que estaba haciendo. De hecho, ni siquiera ahora recuerdo qué hacía porque, al comenzar a escuchar la canción, tuve la sensación de haber desplegado unas alas imaginarias y haber emprendido el vuelo.

El ser humano, pienso, siempre ha tenido esa pasión, ese sueño de volar. Como los pájaros, como los superhéroes. Una vez escribí un relato muy corto que siempre me ha gustado mucho. Consistía en un diálogo entre dos personas, muy teatral y muy absurdo. Un tipo, un fanático quizás, o un loco, con una de esas solicitudes para reunir firmas le pide a un despistado y confuso transeúnte que firme para que los científicos desarrollen un sistema por el cual las generaciones venideras podrían desarrollar alas y, así, poder volar, igual que los pájaros.

Aquí está:

-Respecto a esas especies de pájaros que son tan difíciles de encontrar, le diré que no tengo nada en contra. Y sin embargo...

-¿Sin embargo...?


-Sin embargo no me gustan nada. No me gustan sus picos, ni sus cuerpecitos pequeños. Y el hecho de que puedan volar... eso me molesta especialmente.

-¿Volar?

-Sí. Volar.

-Ah... claro. ¿Y... y por qué?

-Verá, la facultad de volar es sumamente apreciada entre los miembros de nuestra comunidad. Nos molesta el hecho de que algunos seres, a todas luces privilegiados, puedan volar y nosotros no seamos capaces. Luchamos contra esa clase de injusticias, ¿sabe?

-Oh, sí.

-Sabemos perfectamente que nosotros ya no podemos hacer nada, pero nuestros científicos están estudiando la forma de conseguir que a las futuras generaciones les salgan alas, además de brazos, claro. Los brazos son muy útiles.

-Entiendo. ¿Y con qué fin?

-¡Jamás había escuchado una pregunta tan estúpida! ¿Con qué fin? ¡Nosotros queremos volar, claro! Tenemos derecho a hacerlo.

-Oh, sí, sí. Desde luego. Muy sensato...

(Pausa. Ambos se quedan callados, muy serios, mirando al suelo).

-Oh, qué lástima. Acabo... acabo de recordar que tengo que irme. Verá... es que tengo... una cita importante.


-Claro, claro. Pero, ¿le importaría firmar aquí antes de marcharse?

-E...encantado.

Como decía, siempre me gustó el tono absurdo de este pequeño diálogo. Siempre me gustó el hecho de que el hombre de las firmas expusiese su extravagante punto de vista con una lógica a prueba de bombas, y la actitud del extrañado transeúnte, que ni siquiera puede recobrarse lo suficiente de su sorpresa como para negarse a firmar.

Volar... Desde luego, nunca nos crecerán alas como a los pájaros. Sería grotesco, por otra parte. Y están los aviones, el paracaidismo pero, no nos engañemos: no es lo mismo. Sin embargo, es posible hacerlo con la imaginación, como nuestro último recurso. O en sueños. ¿Quién no voló en sueños? ¿Quién no sintió el fuerte viento en el rostro, la sensación de velocidad? ¿Quién no imaginó ser un caballo alado, o montar uno de ellos, y alejarse por el aire, no ser más que un punto pequeño en el cielo?

Volar... Esta es una tarde perfecta para volar. O para coger el coche y perderse. Sin preocuparse de nada, sin pensar, sin querer saber.

No hay comentarios: