El recuerdo recobrado
Y sus gritos, finalmente, consiguieron hacerse oír sobre los ruidos de los coches, el sonido de las pisadas, el estruendo de la vida cotidiana, segura, sin riesgos. Y ella dirigió sus pasos de nuevo al punto de encuentro, el lugar de siempre, y se reanudó algo que nunca llegó a terminarse del todo, a pesar de todos los esfuerzos, a pesar de una ausencia calculada, a pesar de sus deseos de salvarse.
Un día para estar juntos y encantar el deseo de pasar toda una vida y más juntos. Y después, cada uno seguirá su camino y terminará. Sin mirar hacia atrás, sin pensar en cómo podría haber sido. Un día juntos podría significar más que toda una vida.
Y entonces sí, el recuerdo se tornará silencioso y comenzará a dormitar, y no despertará ya de ese sueño, jamás. Mientras tanto, los gritos, ahora mismo, no me dejan oír ni siquiera las palabras que escribo.
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